La ósmosis inversa es un sistema que filtra el agua de red produciendo un agua de calidad mineral y con muy poco sólidos disueltos. Para ello, la herramienta principal del equipo es la membrana osmótica. Sin embargo, para garantizar la durabilidad y el buen funcionamiento de la membrana, son necesarios otros filtros de ósmosis inversa: los prefiltros de carbon y de sedimentos. En este artículo veremos qué son los filtros de carbón y qué función cumplen dentro de un sistema de ósmosis.
El agua entra a la ósmosis desde la red, de dónde llega con muchos “extras” como cloro, solidos, metales pesados, nitritos y nitratos, etc. La tarea de la membrana osmótica es eliminar estas partículas para purificar el agua. Sin embargo, la membrana es un sistema delicado que es sensible y puede ser taponada por los solidos del agua que son demasiado grandes (arenilla y basura) o dañada por el cloro, que se añade al agua de red para potabilizarla.
Para evitar que estos factores dañinos lleguen a entrar en contacto con la membrana, las ósmosis cuentan con prefiltros. De esta manera, si los prefiltros se cambian de manera semestral o anual, garantizamos que la membrana se conserve en buen estado durante más tiempo, garantizando la calidad del agua y ahorrando dinero.
Los prefiltros más comunes son los filtros de carbón y los filtros de sedimentos.
Prefiltros de carbón: ¿qué son y cómo funcionan?
Los filtros de carbón activado son los que protejen a la membrana del cloro. Son filtros formados por carbón activado granular (GAC). A veces una ósmosis cuenta con dos filtros de carbón, uno GAC y otro de carbón sólido. El carbón activado funciona capturando en su interior las sustancias disueltas en el agua. Funciona porque es un material poroso que cuenta con una superficie interna muy grande.
Los filtros de carbón activado son prefiltros que se encargan de eliminar el cloro del agua, ya que es dañino para la membrana. Suelen ser carbón activado granular (GAC).
El carbón activado tiene una superficie interna muy grande (500-1500 m2/g) gracias a la elevada cantidad de microporos que tiene. Por eso tiene una gran capacidad de adsorción y absorción. El agua es bombeada dentro del filtro constantemente, y las sustancias se van acumulando paulatinamente, el agua sale de la columna a través de un sistema de drenaje. Cuando el filtro está lleno, pierde su poder de adsorción y es hora de cambiarlo.
Extrae gran cantidad de sustancias como halógenos, levaduras, productos de fermentación, sustancias no polares y también reduce olores y sabores. El proceso de filtración acaba agotando el filtro, que se ha de ir cambiando periódicamente.